sábado, 8 de mayo de 2010

Soledades (no las de Góngora)

La escena: un bar, el personaje: él mismo, rol actancial: el héroe derrotado.

En el bar está sentado solo, pensando en todos los héroes victoriosos que ha querido ser, pero su novela no se lo permite, sueña algún día ser Robin Hood, Arturo, Alejandro, Sherlok Holmes, El Zorro, D´Artagnan, El Cid, Nemo, Él viejo, pero de todos los héroes a quién ha tratado de seguir, su favorito, su modelo es Argon, quién sabe por qué...sigue pensando mientras observa a la gente a su alrededor, ellos saben que él está ahí solo, pero se torna invisible ante los demás.

Mientras desaparece ve algunos rostros entre la gente que le parecen familiares, pero entre el humo, el alcohol y sus pensamientos oscuros, él opta por recitar un poema de Benedetti, mal recitado, claro está. Espera a sus amigos que no llegan, no sabe cuánto tiempo tiene de estar ahí sentado, memoriza poco a poco su día. Recuerda las palabras que lo enviaron directamente a ese lugar, mientras fuma y toma su cerveza, de repente se da cuenta que no tiene más y pide
recarga.

El cantinero vuelve le trae otra cerveza con el dibujo de un águila, otro cigarrillo, trata de ser amable y le ofrece encender su nuevo cigarrillo, él no acepta, le parece incómodo, lo enciende por su cuenta, el cantinero se marcha de vuelta a la barra, el sigue pensando, quizás sea la falta de sexo lo que a él lo torna loco, pero recordemos que su rol actancial es el de un héroe derrotado , nunca va lograr su cometido y si lo logra es a medias, él tiene el anhelo de ser alguien importante pero no lo hará. La noche transcurre y él sigue tornándose más invisible, sus amigos llegan y no lo ven, cuando se percatan de que está ahí, el está ebrio una vez más.

Sigue tomando y fumando, pidiendo recarga al cantinero, suerte que no tiene celular disponible en ese momento...quién sabe qué hubiera hecho, tal vez hizo lo que no debió hacer pero no se arrepiente, nunca lo hace, pero de igual manera nada tiene importancia ahora, una que otra lágrima baja de sus ojos pero sabe que en un lugar público no se puede exponer por lo que se contiene.

La noche continua posiblemente no sea muy tarde para otros pero él a las 11.45 ya está ebrio, después de unas 7 cervezas y dos tragos distintos, él no quiere ir a su casa porque vive en constante amenaza de muerte, decide ir donde su amigo, aquel que lo ha tratado de rearmar una y otra vez, lloró bastante, una vez más, sabe que su vida ha sido ese constante lamentar de mierda pero asume el hecho de que es un hombre común, un héroe derrotado que quiere terminar pronto la novela inconclusa...

No hay comentarios:

Publicar un comentario