martes, 20 de abril de 2010

Diomedia

Canta oh diosa, bla, bla, bla, la historia del hijo de Tideo, quién lucho valientemente junto a varios guerreros en la batalla de los 7 contra Tebas, bla, bla, bla, bla y después junto a Odiseo, Aquiles, Agamenón, Menelao, etc. Nárranos de sus desventuras en la vuelta a la patria.

Bueno pues empezaré diciéndoos a vosotros mortales que Diomedes, no ha regresado a su patria aún, pocos conocen y saben de eso, les digo que cuando partió de Troya con riquezas y bienes para su patria tuvo un encuentro con piratas Persas quienes le quitaron todo y lo dejaron en la más vil miseria, sin nave, compañeros o la esperanza de volver feliz a su patria. La cuál ha sido violentada constantemente sin que este lo supiese, no obstante lo imaginaba, esto llenó de amargura sus días y noches mientras naufragó.

Ahora verán seres que habrán de morir a manos de los gusanos y otras alimañas, Diomedes llego a una tierra desconocida para el, donde halló una mujer de vida fácil, quién estaba por casarse, esta mujer tenía una forma física bastante voluptuosa y ancha de caderas, la cual al momento de conocerlo lo besó. Mantuvieron una interacción adecuada hasta el momento en que Diomedes recordó a su amada Egialea y tomo la decisión de volver a su patria sin despedirse de ella y su concubina, no respondió nunca más textos y cartas enviadas, simplemente desapareció por completo dejando a esta mujer con lo predispuesto por el Hado, pues al tiempo el Tidida tuvo noticias de su futuro desposamiento.

Y así como partió siguió su camino de vuelta a la patria, con el poco dinero que ganó trabajando en ese pueblo lejano de lo que vosotros conocéis ahora como Mónaco, compró un nuevo carro con 4 hermosos corceles, dos blancos y dos negros, su viaje fue largo, pero no se enfocaba en otra cosa más que en volver a su hogar junto a su mujer y familia. Continuó sin descanso, hasta llegar mucho más lejos de su patria pues para volver a ella debía regresar siendo honrado y lleno de lujos, de esta manera se encaminó hasta Persia, donde encontró a una vieja esclava cuyo nombre era Lur, bella mujer de tez morena, labios pequeños, cuerpo delgado, esclava la cuál profesaba un inmenso amor por Diomedes.

El héroe mis queridos mortales llegó a pensar que esta esclava podría distraerlo un poco de su agobia por regresar a su querida Argos, viajó con Lur conociendo gran parte del hermoso imperio Persa, de lejos vio su navío y se dispuso a recuperarlo, sin embargo necesitaría la ayuda de Lur para hacerlo, así que el padre de dioses y mortales le concedió por medio de la de ojos de lechuza una estratagema que consistía, escuchen bien, en engatusar a Lur y convencerla de que consiga su navío de vuelta con la promesa de que el la llevaría a Argos. Pero vean si era sagaz nuestro héroe que después de que Lur se ofreciera a los piratas este escapó en el navío solo con sus corceles y su carro dejando a Lur a su suerte…Pobre esclava Persa cuanto habrá sufrido por culpa del hijo de Tideo...al tiempo supo noticias de ella, nuevamente, dicen las malas voces que los piratas la vendieron a un comprador de esclavos Etrusco, pero que esta sigue infeliz esperando a que Diomedes la rescate...cosa que no sucederá porque él no ha logrado rescatarse a si mismo todavía.

Ahora pues seres carentes de divinidad os contaré lo que sucedió cuando nuestro héroe partió de persia con su navío. Resulta queridos mortales, que el caro a Zeus, mientras huía de los piratas quienes querían recuperar tan excelente barca, trataron de hundirla pero Atenea le ayudó en su empresa, sin embargo, se vio obligado a tomar otro rumbo y Diómedes llegó a China. En este país tan extraño y lleno de grandes bellezas, como una muralla y un palacio hermoso muy diferente a la patria a la cual el aqueo pertenecía. Esta región tan exótica lo atrajo al punto de que inició un vicio fatal, pues dejó su meta y objetivo de volver a su tierra natal a un lado y se entregó totalmente a licores extremadamente fuertes.

Si bien es cierto cada acción genera una reacción, Diomedes perdió contacto con su patria en un lapso de por lo menos 5 años, pero fue en el último en el que se dio cuenta de que ya no podía seguir así, sin embargo al conocer a una joven asiática de un pequeño poblado cercano a la India, pensó que podría encontrar la paz que tanto ansiaba, porque el ideal de volver a Argos había quedado atrás hacia mucho tiempo. Pero el hado le jugó nuevamente una mala pasada, ya que por haber tentado a luchar a Ares, casi vencerlo y herir la mano de Afrodita, ambos dioses planearon su venganza contra el aqueo.

Lo primero que hicieron fue desatar una guerra en ese pequeño poblado, el argivo lucho ferozmente pero el ejercito invasor fue más poderoso que el pequeño grupo de campesinos que había entrenado el desafortunado guerrero, este ejército más tarde infundiría miedo en China; Afrodita por su parte jugó con los sentimientos de Diomedes, primero se encargó de que su amada Mua shun tse traicionara y dejara al guerrero solo, pues según Ares no hay mejor manera de derrotar a un guerrero que destruyendo su corazón y su cabeza sin usar arma alguna.

Ante esto el Tidida se vio forzado a dejar el campo de batalla y huir como un cobarde; tratando de volver a su patria, nuevamente sin esperanzas o anhelos, pobre, sin corceles, ni carros, riquezas y honores decidió regresar. En este viaje de vuelta ha topado con buenos amigos que lo han sabido ayudar en lo que han podido, pero Diomedes está distraído y confundido, constantemente recibe noticias de su patria pero en algún lugar recibió noticias de las traiciones de su mujer y que posiblemente a su regreso lo esté esperando con su amante Cometes, con el fin de acabar con la vida del guerrero.

Diomedes sabe bien que Egialea no es Penélope, sabe también que jugar contra los dioses es peligroso, a la fecha mortales, uno de los guerreros más valientes no ha decidido que hacer, algunos creen que el volvió a su patria y todo está mejor que antes, otros creen que se embarco rumbo a Sicilia para escapar nuevamente de su destino, pero evadir a las Moiras...ni Zeus ha podido hacerlo.

Así pues mortales la historia no tiene final feliz, de hecho no tiene uno, pero os dejo esta historia inconclusa con el fin de mostraros algunas penurias, penurias las cuales han hecho sufrir a más de un guerrero, no esperen moraleja, no esperen pensamiento positivo, pero he oído por ahí que el caro a Zeus sigue siendo extranjero en su propia patria...

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